Gian Lorenzo Bernini, El rapto de Proserpina. |
Rapsodia de la Antigua Niña
Publicado en la Antología poética Bardos y Desbordes II, Buenos Aires, 2019.
Perséfone a la orilla del río
ella cree en los jardines colgantes los verdes vuelos
la rosa que suspende de la espina reina
cree en algunas semillas de mi cuerpo
en las tormentas desvaídas
de mi memoria
en los vacíos donde
rugen
las aspas
(aunque aún
no ha visitado
el mínimo establo
no ha sumergido su desnudez
dentro del ojo
del océano)
ella cree se muta en la espesura del sol
en las aguas eléctricas donde
cimbra
su eternidad
ella nace en mi arteria
día a día
pequeño retoño
del antiguo grito de las cuevas
crece
desplazándome mientras
me arrastro
por esos corrales donde
buscamos
el diente semillero
la roja roja fruta
para agotar su jugo
de nuevo
ella y yo
para
agotarlo
Romance del goce
ah
en qué hueco
intacto
la fruta nombra encarna
su deseo
lo suspende en
la indócil penumbra
cuánto titubeo
en el llamado
cuánto grito semillero
en el perplejo y
rojo
grano
Los ardides de Perséfone
La muchacha indecible
Giorgio
Agamben
Ella no se deja decir.
Se silencia en la gracia
de su desnudez.
(Un iris
luminoso se desprende en la cacería.)
dónde
está la Vieja Niña
en cuál de las
ardorosas penumbras
cohabita
la sospechosa
(Toquemos ocultos
el escozor de la
seda.
Rasguemos
inestable
la premura
en este goteo del
desierto.)
Ella tiembla sin cesar
mientras se da a conocer.
La Franjera
la andariega
la extraviada de su pensamiento
acompañante flaneur bella pigmea
la que se descasta
el olvido
perturba su voz
y se desnombra
esa Roja
miradora del destiempo
vespertina abreva
en los ombligos
del océano
una
niña
la franjera del destino
abraza
su desazón de cristal
aunque la noche insista
desnude
el derrame del vacío
en la fuga de los soles
Perséfone en los Establos
ahora ella
con su levedad
con su casi diminuta mano
puede tocar el imprevisto agujero de la tierra
abajo
dice el Visitante
el gnomo oscuro
el anfitrión alado
debajo dice
aquí el aspa ya huele
a molinera
a cereal mojado
a diente semillero
y la humedad resbala
por donde se nutren
crujen
las cáscaras
abajo dice
debajo
donde se impregnan
los goces insurrectos
del guerrero
abajo
donde el tiempo
bambolea un trozo del reflejo
debajo
en el redil del Terrón
donde el vuelo
golpea
los pájaros
El Baile
Y ahora en los subsuelos
entreverada perdida en panópticos dorados
la cazadora la virgen
la deseosa raptada
la recordadora de la fuente inmemorial
la violenta etérea
la innombrable la indecible
la iniciadora de los duelos nocturnos
ella la oscura amorosa diáfana
ella danza
baila con su esposo furtivo
danza
el azaroso abrazo de la
máscara
danza danza
en el punto del sol menguante
baila
hiende penetra su vientre
se sacia danza baila
en el vaciamiento de la noche
en su caída infinita
baila